¿Qué es lo contemporáneo?
Giorgio Agamben
Los contemporáneos son aquellos que intentan entender como un mal, un inconveniente y un defecto, algo de lo cual una época se siente orgullosa; su cultura histórica. Pertenece a su tiempo, señala Agamben, aquel que no coincide a la perfección con éste ni se adecua a sus pretensiones, siendo a su vez, por tanto, inactual con el mismo. Pero es justamente a partir de tal alejamiento y anacronismo, que es más capaz que los otros de percibir su tiempo. Giorgio Agamben, plantea que lo contemporáneo es una relación particular con el propio tiempo y nos dice que contemporáneo es aquel que mantiene su mirada fija en su tiempo para percibir, no sus luces, sino sus sombras. Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros. Contemporáneo es quien sabe ver esa sombra.
Agamben logró echar luz sobre aquello que permanecía oculto para la mayoría, si bien se esbozaba en el pensamiento de la época. Contemporáneo será así aquel que logre mantener la mirada fija en su tiempo, para percibir no solo sus luces, sino que también su oscuridad. Para quienes experimentan su contemporaneidad, todos los tiempos son oscuros. El contemporáneo es aquel que no se deja cegar por las luces del siglo, siendo capaz de distinguir en ellas la sombra que generan. Percibir en la oscuridad del presente esa luz que trata de alcanzarnos y no puede (como la luz del universo).
Esta es quizás la causa de que muchos no sean conscientes de su propia época; el estar enceguecidos por la luz del presente. Sin oscuridad de por medio se nos hace imposible el contraste y, con ello, la reflexión. Todo parece ser parte de un continuo. En la continuidad radica el peligro, no solo en la luminiscencia de la época, sino que también en sus sombras, pues también es fácil perdernos en éstas. Amarrados en las sombras no tendríamos ante qué ser conscientes, pues, como ha señalado Husserl, careceríamos de intencionalidad, de ese afuera (luz) que es el punto de inicio de la reflexión. Así, si bien es necesario cierto anacronismo con la propia época, para ser contemporáneos, éste no puede ser absoluto.
Cada momento histórico social promueve una determinada forma de estar en el mundo. También condicionará las representaciones sobre las cuales recaerá la represión y privilegiará determinados destinos pulsionales. Los analistas no estamos por fuera de este fenómeno, pero poseemos una herramienta que al menos nos permite advertirlo. Tenemos la posibilidad de instalar una pregunta allí donde hay una certeza. El sufrimiento psíquico podrá tomar diferentes formatos; conocer nuestra contemporaneidad nos permite descubrir lo singular de cada sujeto en lo general de la cultura, por la cual todos estamos atravesados. Si bien no nos podemos librar de la moral reinante, intentar al menos evitar ser siervos de los ideales culturales puede ser un camino posible.